Nada de lo que he perdido merecía la pena haberlo vivido.
El tiempo, que era de piedra, ahora es arena entre mis dedos.
Todas aquellas heridas se ahogan despacio en tu mercromina.
Gestos que estaban vacíos han encontrado todo su sentido.
Nunca te sientas sola, le he dado la vuelta a mi memoria.
Y ahora que se ha hecho de día, viajo despacio al sur de mi vida.